Hay acciones que el hombre
no puede evitar hacer. Desde tomar agua, hasta alimentarse y respirar, los
impulsos naturales del ser humano están presentes en cada uno de los aspectos
de su vida. El sexo es uno de ellos.
Aunque llega con más fuerza
en la pubertad, los impulsos sexuales están presentes desde la niñez, incluso
desde el feto, dando por sentado que los instintos sexuales vienen marcados en
el ser humano desde su nacimiento. Es así también, que el hombre crea la
necesidad de expresar (como ya es función del arte) esos instintos. Por ello
nace el
cine erótico, que es la expresión artística de la naturaleza del hombre, porque
evoca los instintos innatos y los complementa con las técnicas
cinematográficas, formando un arte puro y hermoso.
Si hablamos de erotismo, no lo podemos confundir con
la pornografía, son dos términos totalmente diferentes que tenemos que
diferenciar antes de entrar en caliente. El erotismo es, según Georges
Bataille, ese “ardiente y pasional erotismo donde el ser amado (…) es asido,
donde no se escapa, donde los seres en su discontinuidad se abren a la
experiencia de la continuidad en el éxtasis, jugando así con los límites del
ser”[1].
Así este poeta, ensayista, y
novelista francés, nos aclara que el erotismo es exclusivo del hombre ya que no
lleva como limite la procreación, como sucede en los animales. El erotismo es
el uso de la sexualidad humana como herramienta para compenetrar cuerpo,
mentes, y ser, y para llevar al éxtasis mental usando los instintos innatos
presentes en todos nosotros.
La pornografía por otro
lado, es “alienación (…) carece totalmente de
significado”[2]. No representa las
cualidades del erotismo ya que solo usa la sexualidad, y los genitales para
satisfacer los impulsos sexuales, más no le da un complemento. Un uso que el
erotismo reclama para satisfacer necesidades, pero no biológicas (sexuales),
sino otras más metafísicas y emocionales.
Es
así como la gran diferencia entre erotismo y pornografía, es que el erotismo
usa toda la capacidad creativa, imaginativa, sexual y experimental del ser, y
la pornografía solo se ocupa de mostrar aquello que excita, sin dar mayores
indicios de creatividad o imaginación, solo dejando lo básico para lograr una
erección en el hombre, o una buena excitación en la mujer.
Teniendo
claro esto miramos que en el cine artístico, el uso del erotismo se hace
presente, y forma una forma de arte hermosa, inigualable y muy acertada al usar
un instinto humano que durante épocas (y que aún sigue siendo) y tabú. Una
expresión de la naturaleza del hombre en su más sincero estar, algo que todos
los seres humanos practicamos desde la más placentera compañía, hasta la igual
de placentera soledad. El arte cinematográfico erótico rompe las cadenas de los
paradigmas social o religiosamente impuestos, y usa la sexualidad de tal manera
que crea con los cuerpos de los humanos, algo hermoso, natural y libre de las
ataduras mentales retrogradas.
En
la producción franco-japonesa, El Imperio de los Sentidos, la pareja formada
por Sada y Kichizo, entran en una relación que gira alrededor del sexo. Más
allá de parecer una obsesión patológica, los amantes derivan el placer de su
sexualidad, con el amor y la posesión, llevando a la muerte entregada de
Kichizo a manos de Sada, en un brote de pasión y placer que va más allá de lo
físico.
Pero
hay algunos que podrían considerar a El Imperio de los Sentidos, como una
película pornográfica debido a su gran cantidad de escenas sexuales. Y casi
siempre, aquellos que argumentan esto, podrían considerar que el
erotismo no es una expresión artística, sino una corriente de la pornografía,
que solo busca excitar y satisfacer instintos sexuales del espectador, con
ausencia de arte en todo el proceso.
Quienes consideran al
erotismo parte de la pornografía pueden entrar a afirmar que, al buscar la
sexualidad, específicamente se tendría que hablar de pornografía, ya que esta
es directa y busca la excitación como objetivo. El erotismo solo es más discreto,
juega más con la imaginación, con la creatividad, pero sigue siendo pornografía
porque asemeja la sexualidad del hombre recreada para la fantasía del
espectador.
Nada más lejano a la
realidad. El erotismo por sí mismo es discreto. No da todo directamente, sino
que deja pedazos a la imaginación del espectador, y aumenta los instintos
sensoriales activando los juegos de cámaras (en el caso del cine), la historia,
la estética, el estilo y la actuación. No busca por sí mismo el placer del
espectador, por el contrario, encuentra en la representación del sexo como
naturaleza del hombre, su objetivo.
Como en el caso de Bella de
Día, la historia de la hermosa mujer aristócrata, casada con un respetado
médico, que de día se escapa a una casa de citas a recibir sexo como una
prostituta a la que le gusta ser maltratada, pero manteniéndose casta en su
hogar, ante la paciencia increíble de su marido.
Severine (la prostituta
aristócrata), ve en su marido algo tan perfecto, que inhibe su deseo sexual,
por lo que desahoga sus más bajas pasiones, con hombres desconocidos y
ordinarios que bien podrían ser todo lo contrario a lo que cualquier mujer
desea. Aquí el erotismo se hace presente. Como cada ser humano es distinto, así
es el sexo. Los gustos varían, las personas varían, y el placer para cada cual
puede representar algo totalmente distinto.
Es así como el erotismo en
Bella de Día se hace presente con las relaciones sexuales, los juegos de
cámara, las fantasías que tiene Severine siendo maltratada, y los juegos de
roles que le exigen sus distintos clientes; todo esto para entender por qué una
mujer que lo tiene todo, no está satisfecha y encuentra casi su felicidad y su
satisfacción, en una casa de citas de mala muerte.
Esto es lo que busca el
arte, mostrar y profundizar en la ambigüedad humana, en todos sus campos. El
sexo forma parte importante de la vida del hombre. Lo motiva, lo condiciona, lo
inspira y mantiene la especie viva. Es por esto, que para hacer pornografía
solo se necesita dos órganos sexuales en acción sexual, pero para hacer arte
con sexo, en el cine, se necesita jugar con la imaginación del espectador,
resaltar la belleza de todo, la historia, la psique del personaje, las acciones
y reacciones, y su mundo, su sociedad, sus imaginarios.
Con todo esto puedo afirmar,
sin temor alguno, que el cine erótico forma un arte bello. Un arte perdurable
sobre algo que es tan necesario para el hombre, como tomar agua o respirar: el
sexo.
[1] Bataille,
Georges. El Erotismo. Pensamiento Penal. Pag. 54. http://new.pensamientopenal.com.ar/sites/default/files/2011/09/filosofia01_0.pdf
[2] Koof, Jeff. Entrevista a The Guardian.
2004. http://www.revistadebate.com.ar/2012/02/24/5093.php