miércoles, 11 de julio de 2012

EL ARTE DE LO ERÓTICO


Hay acciones que el hombre no puede evitar hacer. Desde tomar agua, hasta alimentarse y respirar, los impulsos naturales del ser humano están presentes en cada uno de los aspectos de su vida. El sexo es uno de ellos.

Aunque llega con más fuerza en la pubertad, los impulsos sexuales están presentes desde la niñez, incluso desde el feto, dando por sentado que los instintos sexuales vienen marcados en el ser humano desde su nacimiento. Es así también, que el hombre crea la necesidad de expresar (como ya es función del arte) esos instintos. Por ello nace el cine erótico, que es la expresión artística de la naturaleza del hombre, porque evoca los instintos innatos y los complementa con las técnicas cinematográficas, formando un arte puro y hermoso.
Si hablamos de erotismo, no lo podemos confundir con la pornografía, son dos términos totalmente diferentes que tenemos que diferenciar antes de entrar en caliente. El erotismo es, según Georges Bataille, ese “ardiente y pasional erotismo donde el ser amado (…) es asido, donde no se escapa, donde los seres en su discontinuidad se abren a la experiencia de la continuidad en el éxtasis, jugando así con los límites del ser”[1].
Así este poeta, ensayista, y novelista francés, nos aclara que el erotismo es exclusivo del hombre ya que no lleva como limite la procreación, como sucede en los animales. El erotismo es el uso de la sexualidad humana como herramienta para compenetrar cuerpo, mentes, y ser, y para llevar al éxtasis mental usando los instintos innatos presentes en todos nosotros.

La pornografía por otro lado, es “alienación (…) carece totalmente de significado”[2]. No representa las cualidades del erotismo ya que solo usa la sexualidad, y los genitales para satisfacer los impulsos sexuales, más no le da un complemento. Un uso que el erotismo reclama para satisfacer necesidades, pero no biológicas (sexuales), sino otras más metafísicas y emocionales.

Es así como la gran diferencia entre erotismo y pornografía, es que el erotismo usa toda la capacidad creativa, imaginativa, sexual y experimental del ser, y la pornografía solo se ocupa de mostrar aquello que excita, sin dar mayores indicios de creatividad o imaginación, solo dejando lo básico para lograr una erección en el hombre, o una buena excitación en la mujer.

Teniendo claro esto miramos que en el cine artístico, el uso del erotismo se hace presente, y forma una forma de arte hermosa, inigualable y muy acertada al usar un instinto humano que durante épocas (y que aún sigue siendo) y tabú. Una expresión de la naturaleza del hombre en su más sincero estar, algo que todos los seres humanos practicamos desde la más placentera compañía, hasta la igual de placentera soledad. El arte cinematográfico erótico rompe las cadenas de los paradigmas social o religiosamente impuestos, y usa la sexualidad de tal manera que crea con los cuerpos de los humanos, algo hermoso, natural y libre de las ataduras mentales retrogradas.

En la producción franco-japonesa, El Imperio de los Sentidos, la pareja formada por Sada y Kichizo, entran en una relación que gira alrededor del sexo. Más allá de parecer una obsesión patológica, los amantes derivan el placer de su sexualidad, con el amor y la posesión, llevando a la muerte entregada de Kichizo a manos de Sada, en un brote de pasión y placer que va más allá de lo físico. 

En esta película, observamos cómo el director, con juegos de planos y una historia que gira en torno a una pasión obsesiva, usa el erotismo para darles a los personajes el instinto sexual presente en todos, que busca el placer mediante la sexualidad y sensualidad, pero que en ellos se hace más fuerte. Las escenas no se concentran en el sexo, y no buscan excitar, simplemente las usa para mirar las personalidades, la esencia, el ser de Sada y Kichizo, y su trascendencia de lo placentero sexual, a lo placentero espiritual, usando la muerte como la herramienta para alcanzarlo.

Pero hay algunos que podrían considerar a El Imperio de los Sentidos, como una película pornográfica debido a su gran cantidad de escenas sexuales. Y casi siempre, aquellos que argumentan esto, podrían considerar que el erotismo no es una expresión artística, sino una corriente de la pornografía, que solo busca excitar y satisfacer instintos sexuales del espectador, con ausencia de arte en todo el proceso.

Quienes consideran al erotismo parte de la pornografía pueden entrar a afirmar que, al buscar la sexualidad, específicamente se tendría que hablar de pornografía, ya que esta es directa y busca la excitación como objetivo. El erotismo solo es más discreto, juega más con la imaginación, con la creatividad, pero sigue siendo pornografía porque asemeja la sexualidad del hombre recreada para la fantasía del espectador.

Nada más lejano a la realidad. El erotismo por sí mismo es discreto. No da todo directamente, sino que deja pedazos a la imaginación del espectador, y aumenta los instintos sensoriales activando los juegos de cámaras (en el caso del cine), la historia, la estética, el estilo y la actuación. No busca por sí mismo el placer del espectador, por el contrario, encuentra en la representación del sexo como naturaleza del hombre, su objetivo.

Como en el caso de Bella de Día, la historia de la hermosa mujer aristócrata, casada con un respetado médico, que de día se escapa a una casa de citas a recibir sexo como una prostituta a la que le gusta ser maltratada, pero manteniéndose casta en su hogar, ante la paciencia increíble de su marido.

Severine (la prostituta aristócrata), ve en su marido algo tan perfecto, que inhibe su deseo sexual, por lo que desahoga sus más bajas pasiones, con hombres desconocidos y ordinarios que bien podrían ser todo lo contrario a lo que cualquier mujer desea. Aquí el erotismo se hace presente. Como cada ser humano es distinto, así es el sexo. Los gustos varían, las personas varían, y el placer para cada cual puede representar algo totalmente distinto.

Es así como el erotismo en Bella de Día se hace presente con las relaciones sexuales, los juegos de cámara, las fantasías que tiene Severine siendo maltratada, y los juegos de roles que le exigen sus distintos clientes; todo esto para entender por qué una mujer que lo tiene todo, no está satisfecha y encuentra casi su felicidad y su satisfacción, en una casa de citas de mala muerte.

Esto es lo que busca el arte, mostrar y profundizar en la ambigüedad humana, en todos sus campos. El sexo forma parte importante de la vida del hombre. Lo motiva, lo condiciona, lo inspira y mantiene la especie viva. Es por esto, que para hacer pornografía solo se necesita dos órganos sexuales en acción sexual, pero para hacer arte con sexo, en el cine, se necesita jugar con la imaginación del espectador, resaltar la belleza de todo, la historia, la psique del personaje, las acciones y reacciones, y su mundo, su sociedad, sus imaginarios.

Con todo esto puedo afirmar, sin temor alguno, que el cine erótico forma un arte bello. Un arte perdurable sobre algo que es tan necesario para el hombre, como tomar agua o respirar: el sexo.


[1] Bataille, Georges. El Erotismo. Pensamiento Penal. Pag. 54. http://new.pensamientopenal.com.ar/sites/default/files/2011/09/filosofia01_0.pdf
[2] Koof, Jeff. Entrevista a The Guardian. 2004. http://www.revistadebate.com.ar/2012/02/24/5093.php

sábado, 7 de julio de 2012

EL SANTO DEL CEMENTERIO


En el occidente de Cúcuta, está ubicado el antiguo cementerio central. Histórico y desolado, donde descansan miles de almas. En su entrada hay dos ángeles hechos en porcelana y yeso, puestos de frente con una trompeta cada uno, haciéndolos  guardianes de este lugar sagrado.

 Muchas de sus tumbas, abandonadas, greteadas y deterioradas por el paso del tiempo, un desolado espacio en donde se percibe una sensación extraña al caminar por el, un paseo por laberintos, en donde la mayoría de tumbas están “adornadas” por fotos y flores marchitas, en donde sus visitantes son pocos y entre ellos encontramos a los encargados de los “arreglos” y a las palomas que se posan en las tumbas.

Una tumba en forma de capilla y con adornos que la hacen lucir bien, sobresale entre tantas que se encuentran en total abandono, un sinfín de placas de agradecimiento de diferentes tamaños adornan la pared del fondo y del espaldar, haciéndola resistente al tiempo y al olvido. Cantidad de adornos se encuentran dentro de la urna de vidrio. Fabio más conocido como el mico Isaza no fue ningún santo, fue una persona dedicada a la delincuencia, pero era un robin Hood criollo, despojaba a quienes tenían demasiado dinero para así repartirlo entre los pobres de los barrios aledaños y es esa tumba a la que muchos que creen en el acuden en busca de un favor, podría denominarse el santo del cementerio, son tantos los favores recibidos que no hay espacio para poner una replica mas.


"Luego de muerto el mico Isaza empezó a hacer milagros, y creo que la cantidad de placas de agradecimiento lo demuestran, soy participe de esto, muchas veces me ha sacado de apuros, le tengo su plaquita y le traigo flores cada vez que puedo" agregó Luis Rojas

Era un día soleado como de costumbre en la frontera, poca brisa corría y la gente se agolpaba en los alrededores del cementerio. Frente a la puerta, está el parque, donde trabajan varios vendedores de rosas y uno que otro vendiendo fotos del mico Isaza con números para hacer el chance; aquellos que a diario buscan un lugar en la pequeña plaza para lograr vender sus productos, los mismos que buscan ganarse la vida en este sitio al que llegan los que ya la perdieron.

Escasa gente transita por este sector, aunque está al pié de una redoma a pocas cuadras del centro de la ciudad. 17 – 35 es la numeración que indica la ubicación del cementerio, - un número bastante bueno para el chance – afirmó con tono burlesco uno de los transeúntes que pasaba por aquel sitio, borracho y con ropa andrajosa.

martes, 3 de julio de 2012

EL LADRÓN Y LOS VALORES




Calvino apunta sus valores, para aplicarlos a un antivalor.

En el cine la clasificación artística de las producciones cinematográficas puede resultar muy complicada. Partiendo desde la ambigüedad  que el arte mismo representa, hasta un nivel exacto de medir cualquier tipo de expresión como artística, o algo distinto a ello.

Teniendo en cuenta esto, el escritor italiano Italo Calvino propuso cinco valores estéticos para tener en cuenta en la obra de arte al momento de analizarla. Estos valores se complementan el uno con el otro y no se excluyen. También tienen en cuenta la subjetividad de cada ser, que no debe ser despreciada ya que esto es lo que hace al arte tan complejo y maravilloso.

Tomemos por ejemplo la producción cinematográfica italiana de 1948, dirigida por Vittorio de Sica, El Ladrón de Bicicletas. La película nos narra la desventura que pasa Antonio Ricci, en la Roma de la posguerra, donde el trabajo escasea y la situación es preocupante. Antonio encuentra trabajo pegando afiches de cine, pero para ello necesita de su bicicleta, la cual es robada justo el primer día de su trabajo, lo que lo lleva a una serie de situaciones desesperantes para poder encontrarla y así seguir laborando, lo cual resulta inútil.

Si analizamos El Ladrón de Bicicletas, podemos concluir que, efectivamente, contiene y cumple con todos los valores señalados por Calvino para ser considerada como obra artística. El valor de la levedad esta presente, por ejemplo, en la fluidez en la que es narrada la historia. Es simple, sin mayores complicaciones, pero esto no pierde sus simbolismos que indirectamente reflejan la trama social alrededor de la historia.

La lluvia que cae fuertemente, volviendo un panorama más gris sobre el ya desesperado Antonio, refleja, junto con el sitio donde se realiza la escena, la clase social pobre, siniestra, y casi sin valores, cuyas soluciones a sus problemas parecen cada vez más lejanas ante un estado que los olvida. También los textos sencillos, las situaciones claras y no pesadas, las tomas al aire libre, con actores naturales, y el particular realismo con el que es realizada esta producción, denota el valor de la levedad propuesto por Calvino.

Si tenemos en cuenta las escenas donde Antonio acude a una adivina para intentar saber el futuro de su bicicleta en vano, a la policía, o incluso a un compañero de partido, o la búsqueda en el mercado, además de las situaciones que derivan de la presión de su trabajo, e incluso encontrar al ladrón de su bicicleta, y que este termine impune y él sin reclamar justicia, podemos afirmar que la rapidez es un valor persistente en esta producción.

Los primeros planos, los giros, e incluso la capacidad de guiar la historia por ámbitos diferentes para perseguir un mismo objetivo (encontrar el ladrón, y la bicicleta), e incluso el giro al final, donde el inquisidor se vuelve el criminal, realza la labor del director movilizar la historia rápidamente, guiarla por caminos distintos, direccionarla en otros rumbos, pero persiguiendo un mismo objetivo que rápidamente vuelve a lo central, garantizan una rapidez propuesta por Calvino evidente e incuestionable.

Por los sitios usados para la grabación, los actores naturales, la situación verosímil, que puede sucederle a cualquiera en cualquier lugar, además de la triste realidad del final, la exactitud de El Ladrón de Bicicletas, no tiene discusión.

La desesperación de Antonio, la complicidad de su hijo Bruno, así como los sentimientos encontrados que tienen ambos al ver que el padre actúa de la manera que hacía unos momentos perseguía y condenaba, todo debido a la situación de injusticia social, inseguridad, pobreza, y otros factores que pueden ser perfectamente asimilables aún a esta realidad, a este tiempo, y a casi todas las sociedades.´

Escenas memorables como Antonio capturado por la gente en flagrancia mientras robaba la bicicleta, o la plaza llena de personas mientras el ladrón escapa dentro del tumulto, reflejan una sociedad necesitada e injusta, que lleva al más noble a hacer lo más bajo para no terminar derrotado en una batalla de evidente ganador.

Un lenguaje simbólico, representado en la visita a la adivina que augura algo predecible pero aplicable, la multitud reclamando justicia ante lo cual era totalmente opuesto cuando Antonio intentó hacerlo, la lluvia, la plaza llena de gente, las constantes tomas de plazas y pobreza, hablan de una manera no directa, sobre la injusticia en una sociedad decadente que no hace mucho sobre aquel que no tiene nada.

Esta es la visibilidad, un valor que, para Calvino, hace énfasis en aquello que no habla con las palabras, pero que está presente para dar a la historia ese trasfondo profundo que en el lenguaje se traduce como aquello que está presente permanentemente. Como sucede en la película, durante sus tomas, sus locaciones, sus actores, y las situaciones, el lenguaje es claro, aún cuando no se vea: la injusticia y la negligencia social.

A veces pareciera que en cualquier historia, hay hechos aislados que pierden relación con el eje temático. Aunque en El Ladrón de Bicicletas casi nunca se pierden del mismo tema, si se derivan acciones que parecen restarle trascendencia a la temática central, pero que, curiosamente, tienen relación con la comprensión y el análisis de la producción.

La multiplicidad es la co-relación y significado de las diferentes historias, y las otras cosas que parecieran alejadas pero que complementan la obra. En la película está presente en los giros que tiene, como la visita a la adivina, que con un “si no la encuentras ahora, no la encuentras nunca” augura de manera casi tonta, la triste realidad que va a enfrentar Antonio. O la multitud que lo acorrala por querer ajuiciar al ladrón de su bicicleta, luego que otra multitud lo acorrala, en harás de hacer justicia ante la prueba de él robando una bicicleta, o el llanto de Bruno, que queriendo salvar a su padre no deja escapar un trazo de decepción ante la triste caminata final.

Todas estas cosas, aplicadas a la levedad, rapidez, exactitud y visibilidad, configuran la multiplicidad, que reúne todos los elementos para hacer compleja, subjetiva y trascendente la obra de arte, que se cumple en El Ladrón de Bicicletas, y que, teniendo en cuenta los valores de Calvino, representa una gran obra de arte.